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¡Este año combate el síndrome de estrés postvacacional tras las vacaciones, hidratándote correctamente!

El verano pasa muy deprisa, y más cuando estamos de vacaciones y vuelve el estrés postvacacional. La vuelta al trabajo es dura porque nos preocupa sufrir el síndrome de estrés postvacacional y es que, si nos diesen a elegir pocos optarían por abandonar la tumbona o las zapatillas de andar para enfrentarse a la rutina, madrugones, prisas…

En estos días se oye hablar mucho del llamado “síndrome de estrés postvacacional”, que tiene que ver con ese cambio de ritmo, con pasar de estar relajado, sin estrés, sin prisas ni horarios, muchas veces dedicando casi el 100% de nuestro tiempo a actividades placenteras, a un ritmo de trabajo muy fuerte, con altos niveles de estrés, tensión, tiempos reducidos para entregar las cosas, problemas por resolver… el cuerpo lo acusa mucho y puede incluso llegar a afectar a nuestro estado de ánimo.

Síntomas del estrés postvacacional, lo que hay tras las vacaciones:

Como nos indica la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), entre el 57% y el 63% de la población ha sufrido alguna vez el síndrome postvacacional. Los primeros días puede ser normal tener síntomas como: cansancio generalizado, apatía, falta de sueño, dolores musculares, falta de concentración, irritabilidad, tristeza, aumento de la tasa cardiaca, sudoración excesiva, hiperventilación.

Lo habitual es que desaparezca pasados los primeros días, tras los que nuestro cuerpo ya se ha habituado a la nueva rutina de trabajo, pero si persisten pasados 15 días es bueno pedir ayuda profesional.

Decálogo para que la vuelta al trabajo no sea tan dura:

Desde el Instituto de Investigación Agua y Salud te aconsejamos seguir las siguientes pautas para que este año la vuelta al trabajo sea menos dura.

  1. Adecua el horario unos días antes de empezar a trabajar. El cuerpo necesita tiempo para adaptarse al nuevo horario, modifica el ritmo del sueño unos días antes de empezar.
  2. Duerme lo suficiente todo el año, que está establecido en unas 8 horas diarias, no solo en vacaciones.
  3. Intenta volver de la forma más progresiva posible. Si puedes incorpórate un miércoles en lugar de un lunes, la semana se te hará menos dura y el cuerpo se irá acostumbrando poco a poco.
  4. Piensa en las cosas positivas de tu trabajo. Cuando ponemos el foco en lo que nos gusta, en los compañeros con los que pasamos un buen rato, en los pequeños momentos placenteros del día a día, generamos emociones agradables y eso hace que nos sintamos más motivados y preparados para enfrentarnos a nuestro día a día y sobre todo regularemos mejor la ansiedad.
  5. No anticipes en negativo pensando que todo va a ir mal, de esa forma proyectaras tus temores e inseguridades y será más probable que ocurran.
  6. Pero tampoco es bueno pensar que a la vuelta del trabajo todo será diferente y que las situaciones conflictivas o los problemas van a desaparecer. Las vacaciones sirven para recargar las pilas, desconectar y coger fuerzas, pero no van a solventar los problemas en el trabajo.
  7. Utiliza pequeños descansos programados cada hora, levántate y estírate, mejorará tu concentración, y tus músculos y vista estarán menos sobrecargados.
  8. Practica algún deporte o algunas de las actividades agradables que hacías durante las vacaciones, como quedar con un amigo, dar un paseo… ¡las actividades placenteras son para todo el año, no solo para las vacaciones!
  9. Deja tu mesa ordenada cada día. Guarda los papeles, ordena todas las cosas que tengas encima de la mesa. Procura que tu entorno sea lo más agradable posible y que tu mesa invite a trabajar cuando llegues cada mañana.
  10. Bebe agua. Tener una botella de Agua Mineral en la mesa nos ayudará a mantenernos correctamente hidratados. Con ello lograremos mejorar nuestro rendimiento además de ayudarnos a disminuir el nivel de ansiedad. Uno de los síntomas de la ansiedad es tener la boca seca. El beber agua poco a poco y evitar la sensación de sequedad en la boca nos ayudará a regular la ansiedad. Además, cuando no estamos correctamente hidratados aumenta la concentración de la hormona del cortisol en la sangre que es, precisamente, la responsable del estrés.

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