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La importancia de la hidratación en el estudio

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La importancia de la hidratación en el estudio

El agua es el principal componente de los seres humanos y tiene un destacado papel en numerosas funciones fisiológicas, contribuyendo al equilibrio vital de nuestro organismo.

El cuerpo humano se compone de aproximadamente un 60% de agua. En el cerebro, el agua constituye hasta un 85%, por lo que una adecuada hidratación es fundamental para el mantenimiento de las principales funciones cerebrales que se producen en nuestro organismo.

El cerebro gasta una enorme cantidad de energía y por eso, pese a que representa solo el 25% del peso corporal, recibe aproximadamente el 20% de toda la circulación y es el órgano que soporta el funcionamiento mental y donde se desarrollan todos nuestros procesos cognitivos, tales como el aprendizaje, el razonamiento, la atención, la memoria, la resolución de problemas, la toma de decisiones y el procesamiento del lenguaje.

“El cerebro está formado por un 85% de agua, por lo que depende en gran medida de ella para realizar todas sus funciones de manera óptima”.

Nuestro cerebro es especialmente sensible a pequeños desequilibrios hídricos, por lo que, para que todos estos procesos cognitivos y las múltiples reacciones químicas que se producen en nuestro organismo sean posibles y se desarrollen de manera eficaz, es necesario ingerir cada día la cantidad suficiente de agua (entre 2 y 2,5 litros), en intervalos regulares (330 ml aprox. cada 2 horas) y a pequeños sorbos.

Efectos negativos de la deshidratación en el rendimiento cognitivo

La deshidratación afecta negativamente al rendimiento intelectual, provocando lentitud del pensamiento y de los reflejos y un aumento significativo de los errores en la solución de problemas. Así se pone de manifiesto en el informe científico «Rendimiento cognitivo, hidratación y agua mineral natural», realizado por el Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS).

La deshidratación produce, además, transformaciones en el sistema nervioso central que tienen un impacto negativo en el conjunto de las funciones cognitivas (atención, memoria explícita e implícita, aprendizaje, rapidez perceptiva, velocidad de procesamiento, coordinación y flexibilidad cognitiva).

A medida que el cuerpo va perdiendo agua, la capacidad intelectual va disminuyendo de forma progresiva y son muchas las funciones cognitivas que se ven mermadas:

  • Con pérdidas del 1% aumentan los tiempos de reacción y disminuye la memoria.
  • A partir del 2% se producen cambios significativos en la capacidad cognitiva, pérdidas momentáneas de memoria, disminuye significativamente la atención, las respuestas reflejas, la coordinación y aumenta la fatiga física y psíquica.
  • Si se pierde más del 3% de los líquidos corporales disminuye el flujo sanguíneo cerebral, pueden aparecer fuertes dolores de cabeza, alteración en la destreza y desorientación.
  • Cuando las pérdidas superan el 6% es frecuente que se produzcan delirios y/o alucinaciones, disminuye drásticamente la memoria a corto plazo y la capacidad de concentración.

 

“A medida que el cuerpo va perdiendo agua, la capacidad intelectual va disminuyendo de forma progresiva y son muchas las funciones cognitivas que se ven mermadas”.

De hecho, la deshidratación provoca una caída de la capacidad de concentración en un 15% y una disminución de la memoria a corto plazo del 10%. Por ello, en situaciones en las que se necesita un esfuerzo mental intenso y en las que se requiere un alto nivel de concentración, como en épocas de exámenes, selectividad, etc., el Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS) recomienda beber agua frecuentemente pues, si no se mantiene una buena hidratación, el rendimiento cognitivo puede verse mermado.

También es importante saber que la pérdida de agua en nuestro organismo se produce de forma constante (unos 2,5 litros a través de la respiración, el sudor, la orina y las heces, bajo condiciones normales de actividad y temperatura); pero en épocas de esfuerzo mental intenso, en circunstancias que generan estrés, como puede ser los exámenes, o incluso estudiar en un lugar con aire acondicionado o calefacción durante varias horas, puede incrementar la pérdida de agua.

Generalmente, bajo estas circunstancias solo bebemos de forma intermitente o muy esporádica. Por ello, debemos permanecer atentos a los principales síntomas de deshidratación (boca seca, dolor de cabeza, confusión, calambres musculares y fatiga).

Consecuencias positivas de una correcta hidratación para nuestro cerebro

 

Cuando el cerebro está bien hidratado, las consecuencias positivas se perciben en nuestro estado de ánimo, memoria y concentración, lo que a su vez nos permite responder de mejor forma a los desafíos que nos impone la vida cotidiana.

Nuestro cerebro agradece (necesita) gimnasia mental, pero también hidratación. Hidratarnos con agua mejora nuestro rendimiento cognitivo, por lo que debemos tener en cuenta este aspecto cuando nos enfrentamos a situaciones en las que se necesita un esfuerzo mental intenso y en las que se requiere un alto nivel de concentración, como pueden ser la preparación de exámenes, selectividad o unas oposiciones.

El profesor Jesús Román Martínez, secretario general del Comité Científico del IIAS, nos recuerda que «la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria respaldó en 2011 la relación positiva entre la ingesta de agua y el mantenimiento de las funciones físicas y cognitivas normales y la termorregulación».

En este sentido, establecer un Plan de Hidratación y adquirir unos hábitos y costumbres adecuados  que nos permita mantener un equilibrio hídrico adecuado y constante nos ayudará a mantener:

  • Nuestro rendimiento.
  • Nuestro nivel de concentración.
  • Nuestra eficacia en la capacidad de memorización y resolución de problemas.

 

Todo ello nos permitirá optimizar nuestro tiempo de estudio y combatir el cansancio.

El agua que bebemos, junto con la contenida en los alimentos, debe garantizar nuestra correcta hidratación en todas las edades y circunstancias vitales. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), recomiendan una ingesta total de agua entre 2 y 2,5 litros al día y que, de dichas cantidades, el 80% sea por ingesta directa de agua y el 20% restante a través de los alimentos que ingerimos.

En consecuencia, es muy importante que su consumo tenga asegurada la calidad y la cantidad adecuadas, especialmente cuando es conocida la influencia que el grado de hidratación puede tener sobre la salud y el bienestar de las personas, ya que un deficiente nivel de hidratación puede tener efectos negativos en el rendimiento intelectual, provocando lentitud del pensamiento y de los reflejos, así como un aumento significativo de los errores en la resolución de problemas.

Esa calidad requerida queda garantizada cuando se consume Agua Mineral Natural por sus especiales características: es un agua pura en origen, sin tratamientos químicos ni microbiológicos y que mantiene una composición mineral constante e invariable y según el manantial de procedencia, así como, gracias a la diversidad de formatos en los que podemos encontrar el Agua Mineral, los requerimientos hídricos de tu organismo pueden ser cubiertos estés donde estés, (en clase, en la biblioteca, en una sala de estudio, durante nuestros descanso o trayectos…) de forma segura y saludable.

Por todo ello, cuando estamos estudiando, trabajando o simplemente leyendo o realizando alguna actividad intelectual, no debemos olvidar que será mucho más placentera y eficiente si estamos bien hidratados.

cartel ingesta adecuada de agua

Consejos para una buena hidratación en el estudio

Para mantener el rendimiento y el nivel de concentración a la hora de estudiar, los expertos recomiendan seguir ciertas pautas y hábitos saludables:

  • En situaciones de esfuerzo mental intenso se recomienda mantener siempre un correcto estado de hidratación, bebiendo de 2 a 2,5 litros de agua al día de forma regular, unos 150 ml cada hora, a pequeños sorbos.
  • Es importante dosificar las horas de estudio, propiciando los descansos programados con el fin de que el cerebro recupere toda su capacidad funcional. Cada dos horas puede ser muy positivo hacer un pequeño descanso para despejar la mente y aprovechar esos paréntesis para levantarse, estirar las piernas y rehidratarse.
  • Si además de un esfuerzo mental se va a hacer un esfuerzo físico o las condiciones son desfavorables (por ejemplo situaciones de mucho calor o estrés), es necesario incrementar la ingesta de agua y adaptarse a las necesidades del momento.
  • Los espacios con aire acondicionado tienen un ambiente con bajo contenido de agua, lo que da lugar a mayores pérdidas de agua a través de los pulmones y de la piel. Estas pérdidas deben compensarse con una dieta equilibrada, moderada y variada, y un aumento de la ingesta de agua.
  • No esperar a tener sed, recuerda que cuando aparece la sed ya te estás deshidratando, ¡bebe regularmente!
  • Tener siempre cerca de los apuntes una botella de agua mineral, nos recordará la necesidad de beber regularmente. Así será más fácil hidratarse en cualquier lugar, como en la biblioteca, en clase o en casa.
  • Antes de salir de casa, no te olvides de guardar en la mochila una botella de agua mineral, te permitirá tener acceso a una hidratación sana y natural en todo momento estés donde estés.
  • A la hora de la comida y la cena bebe agua a pequeños sorbos (1-2 vasos), esto te facilitará la digestión y la absorción de los nutrientes y las vitaminas necesarias para el buen funcionamiento del organismo y la adecuada hidratación de nuestro cerebro.
  • Dormir cada día un mínimo de ocho horas contribuye a un óptimo rendimiento cognitivo. Beber a pequeños sorbos un vaso de agua antes de acostarte, ayuda a nuestros riñones a procesar las toxinas y desechos del organismo acumulados a lo largo del día y a rehidratar nuestro cerebro y organismo.