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Consejos para nuestros mayores en épocas de calor

Nos encontramos en uno de los meses más calurosos del año y en épocas estivales como esta, la pérdida de agua corporal se incrementa de manera considerable, por lo que más que nunca debemos vigilar nuestra hidratación. En el caso de los ancianos, una de las poblaciones de riesgo más vulnerables a la deshidratación, las consecuencias que ello conlleva son aún más peligrosas, por lo que debemos extremar las precauciones.

 

Al envejecer, la proporción de agua en el organismo disminuye, llegando a representar en los mayores, el 60% en hombres y el 50% en mujeres, frente al 80% correspondiente a la edad infantil y juvenil. Por lo cual, sus requerimientos diarios de agua aumentan. Sin embargo, más del 90% de los mayores de 65 años beben menos de lo recomendado.

El principal problema es que las personas mayores sienten menos sed y por ello beben de forma insuficiente. En las edades longevas se producen alteraciones en el mecanismo de la sed. Los mayores tienen menos sensación de tenerla,  y por lo tanto, pierden interés por beber.

Además, algunos padecen alteraciones cognitivas, o alteraciones físicas o psíquicas, como demencias, alzhéimer o párkinson, que les afectan a la hora de comunicarse o a nivel de movilidad, lo que les dificulta el acceso al agua, o el poder comer y beber solos.

En muchos casos, a estos problemas se les une, también, el miedo a la incontinencia que les hace evitar ingerir la cantidad necesaria de agua para eludir las perdidas o la necesidad de ir al baño con mucha frecuencia.

Todo ello junto con la presencia de ciertas enfermedades (infartos, problemas renales, alteraciones gastrointestinales, anemias, disfagia…), el consumo masivo de fármacos y unas condiciones climáticas adversas, pueden contribuir a que su índice de deshidratación se dispare alarmantemente.

 

Lo que debemos hacer para prevenir

Debemos procurar que los mayores adquieran unos hábitos regulares de bebida y que sean conscientes de que necesitan beber aunque no tengan sed. De esta forma podrán conservar una perfecta función renal, una buena hidratación, evitar el estreñimiento o mantener la temperatura corporal, entre otros beneficios.

Tenemos que asegurarnos de su accesibilidad al agua y evaluar las posibles causas que obstaculicen la ingesta de la misma. Es importante que identifiquemos sus problemas de salud y los medicamentos que ingieren y prestemos especial atención a los que pueden incidir más directamente en la deshidratación. Es fundamental también cerciorarnos de los posibles indicios de la deshidratación, como sequedad de las mucosas, fatiga, nauseas, calambres, dolores de cabeza…

Cuando estemos con ellos, hay que animarles a beber agua aunque no les apetezca demasiado. En este sentido, el Agua Mineral Natural debe considerarse un saludable aliado para este colectivo, ya que incluye un aporte extra de minerales y sus manejables envases pueden adaptarse a cualquier momento y lugar.

Entre los minerales que pueden ingerirse en este tipo de Aguas Minerales Naturales se encuentran el calcio, el magnesio, el silicio, el flúor… con una concentración específica en cada agua, de manera que los mayores pueden escoger entre una amplia variedad la que más se adecúe a sus necesidades.

Desde el Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS), consideran que es necesario sensibilizar a este grupo poblacional para que mantengan una correcta hidratación a través de la ingesta de Agua Mineral Natural, porque al tratarse de agua de pureza original no recibe ningún tratamiento químico, ni microbiológico y conserva todas sus propiedades naturales. Su composición es constante en el tiempo y siempre conserva sus beneficios y sabor inalterables. Dos litros de Agua Mineral Natural al día aporta los minerales y oligoelementos esenciales.

 

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