Durante el embarazo, los requerimientos aumentan, de ahí que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) –el más alto organismo científico en seguridad alimentaria de la Unión Europea– recomiende en un estudio, que las embarazadas ingieran 2,3 litros de agua al día, unos 300 ml/día más que una mujer no embarazada; cifra en la que se incluye también el agua contenida en todo tipo de bebidas y de alimentos.
Elena Rodríguez Santos, matrona en el Hospital Universitario La Paz, en Madrid, lo corrobora:
La recomendación es que la embarazada esté bien hidratada y tome, como mínimo, 2 litros diarios de agua. Si vive en climas calurosos o practica deporte, como es lógico, ha de beber más.
Durante la lactancia las necesidades de ingesta de agua vuelven a aumentar, ya que la madre debe «fabricar» leche a diario, en este caso la EFSA recomienda incrementar la ingesta de agua en aproximadamente 700 ml / día.
El agua, necesaria para la vida
Pero, ¿por qué es tan necesaria el agua durante el embarazo? El informe científico «El papel del Agua Mineral Natural en la salud de la mujer” del Instituto de Investigación Agua y Salud, destaca tres puntos: la expansión del volumen plasmático en un 50%, la formación del líquido amniótico y el crecimiento del feto.
Esta demanda produce en algunas embarazadas un aumento de la sed, tal y como confirma Virginia Béjar, que se encuentra en la semana 20 de gestación:
Tengo más sed, incluso me despierto por la noche con ganas de beber. Llevo siempre una botellita de agua en el bolso y tengo otra en el trabajo, de manera que bebo de continuo. En total, suelo tomar unos dos litros y medio al día.
Según explica la matrona, «el agua no sólo contribuye al desarrollo del niño porque facilita el transporte de nutrientes, sino que también aporta otros beneficios, ya que durante la gestación se produce presión del feto sobre el intestino, lo que suele dar lugar a estreñimiento, un problema que se alivia al beber agua, ya que ésta facilita el tránsito intestinal«.
El aumento de la ingesta de agua también puede evitar situaciones complicadas durante la gestación, como son las infecciones urinarias o la formación de cálculos renales: «Favorece la función renal, lo que ayuda a eliminar toxinas y a reducir la formación de cálculos renales y de infecciones urinarias«, apunta la experimentada matrona.
Insiste en la importancia del agua durante el primer trimestre de gestación cuando explica que «si la madre sufre vómitos, es fundamental que tome agua para evitar la deshidratación». Un problema para el que se recomienda hidratarse con pequeños sorbos a lo largo del día, con el fin de que el organismo tolere mejor los líquidos.
¿Cómo hidratarse en el embarazo?
Además de los líquidos, la matrona Elena Rodríguez Santos recomienda tomar alimentos con un alto porcentaje de agua para ayudar a mantener un buen nivel de hidratación, contribuyendo a facilitar el tránsito intestinal y evitar el estreñimiento, tales como frutas y verdura, melón, sandía, fresa, pomelo, uva, naranja, verduras de hoja verde. La matrona recomienda seguir la dieta mediterránea, que incluye muchas frutas y verduras ricas en agua. Un consejo que sí sigue Virginia Béjar durante el embarazo: «Tomo mucha fruta de temporada y verdura, además de caldos, potajes, etc.»
En cuanto al tipo de agua más adecuada para beber, desde el Instituto de Investigación Agua y Salud recomiendan el Agua Mineral Natural, rica en minerales y oligoelementos que ayudan al organismo a satisfacer las necesidades diarias de forma saludable.
1- CANTIDAD: Beber entre 2 y 2,5 litros de agua al día
El agua es el principal componente de los seres humanos y juega un papel destacado en numerosas funciones fisiológicas, contribuyendo al equilibrio vital de nuestro organismo, por lo que debemos reponer el agua que perdemos diariamente. Al estar embarazada recuerda que los expertos recomiendan incrementar en 300 ml al día para atender la formación del líquido amniótico y el crecimiento del feto.
2- FRECUENCIA: Beber a intervalos regulares.
La pérdida de agua en nuestro organismo se produce de forma constante y generalmente solo bebemos de forma intermitente o muy esporádica.
No esperar a tener sed para beber agua. La sensación de sed es ya un síntoma de alerta que activa nuestro propio organismo para indicarnos que el cuerpo está deshidratado.
La deshidratación afecta al equilibrio anímico de las personas, relacionándose con estados afectivos como la tristeza, el decaimiento, etc.
Uno buen hábito en la ingesta del agua es beber a intervalos regulares (unos 330 ml. cada dos horas aproximadamente).
3- MODO: Bebe despacio y a pequeños sorbos.
En la mayoría de los casos es habitual ingerir agua (especialmente cuando se tiene mucha sed) de forma rápida o de un solo trago, puesto que el objetivo es saciarse lo antes posible; pero uno buen hábito es la ingesta del agua de forma lenta y en pequeños sorbos.
4- CALIDAD: Agua Mineral Natural
Asegúrate de beber un agua que te garantice una hidratación adecuada y de calidad estés donde estés o vayas donde vayas.
Ciertamente, esa calidad queda garantizada cuando se trata del Agua Mineral Natural por sus especiales características:
- Es sana y pura en origen y se envasa a pie de manantial, conservando toda su pureza y propiedades saludables.
- Está libre de tratamientos químicos.
- Mantiene una composición constante en minerales y oligoelementos.
- No tiene calorías.