Metidos ya de lleno en el otoño, mientras las hojas revolotean libres a nuestro alrededor, para cubrir después jardines, aceras y cunetas, nos vamos acostumbrando al frío, los impermeables, los paraguas y las botas de agua.
La lluvia está presente con más fuerza y asiduidad en el mes de otoño. Y todo ello, parece querer ayudarnos a recordar una de las máximas de la hidratación: somos agua.
Alrededor de un 60% de nuestro cuerpo está compuesto por ella y representa entre el 50 y el 70% del peso corporal total. Es un recurso natural imprescindible para el desarrollo de la vida y un nutriente esencial en nuestra alimentación cotidiana.
El consumo de agua nos permite tener un mejor aspecto físico y lograr una mejora en nuestra salud en todos los sentidos. Contribuye con enormes beneficios en nuestro organismo, entre otros, ayuda a mantener una hidratación óptima del cuerpo, favorece la digestión y el buen funcionamiento del riñón, aporta minerales esenciales, nuestra piel tiene una apariencia más radiante…
El Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS) conoce perfectamente la importancia del agua para no deshidratarnos y la necesidad de recordárnoslo a todos. Debemos mantener una correcta hidratación en todas las épocas del año, incluso en éstas en las que el calor ya no está presente. Que la lluvia nos sirva como recordatorio de que nuestro cuerpo también necesita agua.
Nuestro cuerpo sigue necesitando ingerir la cantidad de agua adecuada, que, según la Organización Mundial de la Salud, se establece en torno a los 2 y 3 litros de agua diarios, aunque estas cantidades varían en función de la edad, el sexo y la actividad física.
Los efectos de la mala hidratación
El doctor Francisco Maraver, presidente del IIAS, afirma que “hidratarse bien, está en nuestras manos”. Además nos remarca la importancia de “hacer llegar a la gente” los efectos que una mala hidratación pueden ejercer sobre nuestro organismo. Unas “consecuencias no sólo físicas, sino también y sobre todo, cognitivas”.
El no beber la cantidad suficiente de agua puede causar malestar físico y mental, mareos, dolores de cabeza, fatiga o confusión. La deshidratación provoca una caída de la capacidad de concentración en un 15% y una disminución de la memoria a corto plazo del 10%, según recoge el último informe del IIAS sobre Rendimiento Cognitivo, Hidratación y Agua Mineral.
Debemos beber sin esperar a tener sed, puesto que la sed es ya un síntoma de deshidratación. Cuando la sed aparece es porque la deshidratación ha activado el mecanismo que la provoca.
Llevar con nosotros siempre un botellín de Agua Mineral Natural nos garantiza el poder beber en cualquier momento y lugar. Previniendo la aparición de la sed y manteniendo un nivel óptimo de hidratación.
Es agua pura 100% y bacteriológicamente sana. Ha sido envasada a pie del manantial siguiendo estrictos controles que permiten que mantenga intacta y constante su composición.
Es tan saludable y natural que no necesita ni ser hervida para preparar los biberones de los recién nacidos ya que se trata de un agua pura desde su origen, la naturaleza. Y cuenta con muchas características curiosas que la convierten en un producto alimentario singular e inigualable.
En España existen más de 100 Aguas Minerales Naturales distintas, lo que nos permite elegir la que mejor se adapte a nuestras necesidades, en función de las propiedades beneficiosas que su composición les otorga a cada una.